En la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México, la Colonia Tabacalera figura como la frontera occidental del Centro Histórico de la metrópoli. En este barrio originado en el siglo XIX junto con otras colonias como la San Rafael y Santa María la Ribera, se integra el proyecto de Ramón Alcázar 20, uno de los espacios más simbólicos en la obra residencial del taller de arquitectura de Javier Sánchez. Este desarrollo se focaliza en el mercado de venta de casas más importante en las sociedades culturales de la capital del país. Con materiales de calidad, y con acceso a algunas de las vías públicas más importantes de la urbe –entre ellas la circulación De la República, la calle Tomás Alva Edison, y Paseo de la Reforma–, este proyecto inmobiliario de JSa figura como una revolución en las teorías del diseño relacionado con la iluminación natural y la búsqueda arquitectónica de propuestas de estética. Y, sobre todo, con la búsqueda de estudios compactos cuya amplitud depende puntualmente de la buena distribución del diseño.
La Colonia Tabacalera es una mezcla de mansiones y edificios de departamentos con algunas de las mayores construcciones, algunas como el Monumento a la Revolución –que inicialmente estaba planeado para ser el Palacio Legislativo Federal–, el Museo Nacional de San Carlos, el rascacielos El Moro y el icónico Frontón México –que es uno de los exponentes del movimiento art decò– construido en 1929. Los protagonistas de este barrio de la Ciudad de México representan la realidad artística, las complicaciones filosóficas de aquellos años, y los orígenes de una nación con simbólicos eventos que la construyeron. A pesar del paso tiempo, que siempre procura llevarse consigo a las víctimas estructurales más inocentes, el área que rodea a Ramón Alcázar 20 mantiene una viva selección de contrastes relacionados con el movimiento de los negocios y de los transeúntes rutinarios.
En los periodos Coloniales, dentro de la historia de la capital del país, el barrio de la Colonia Tabacalera estaba adoquinado con haciendas y granjas cerca del antiguo Lago de Texcoco. Tras unos años, la región pasó a ser parte de los Condes de Buenavista –cuya casa de campo todavía existe en la calle Puente de Alvarado como el Museo de San Carlos– quienes lograron un desarrollo de casonas y mansiones a lo largo de las arterias que conforman a este barrio.
Lleno de grandes historias, este espacio icónico de la Ciudad de México cuenta en sus memorias con algunos de los eventos más mencionados en los periódicos del siglo pasado. Entre ellos, se hace una evocación al famoso “Baile de los 41”, una redada policial que ocurrió en 1901 durante la presidencia de Porfirio Díaz en donde fueron arrestados 41 hombres, 19 de ellos vestidos de mujeres –la batida incluye a Ignacio de la Torre y Mier “El Yerno de su Suegro”, sobrino del entonces presidente–, los cuales se convirtieron en el inicio de la significación de la colonia como una zona revolucionaria y bohemia con énfasis en la contracultura, en este caso representada por la diversidad sexual.